La
Biblia da varios ejemplos de personas que fueron poseídas o influenciadas por
demonios. De estos relatos, podemos conocer algunos síntomas de influencia
demoníaca, así como adquirir conocimiento de cómo un demonio posee a alguien.
Estos son algunos pasajes bíblicos: Mateo 9:32-33; 12:22; 17:18; Marcos 5:1-20;
7:26-30; Lucas 4:33-36; Lucas 22:3; Hechos 16:16-18. En algunos de estos
pasajes, la posesión demoníaca causaba problemas físicos, tales como
inhabilidad para hablar, síntomas de epilepsia, ceguera, etc. En otros casos
causaba que el individuo actuara con maldad; Judas sería el mejor ejemplo.
En
Hechos 16:16-18, un espíritu aparentemente daba a la joven esclava la habilidad
de saber cosas más allá de su propio entendimiento. En el caso del endemoniado
gadareno que estaba poseído por una multitud de demonios, tenía una fuerza
sobrehumana, andaba desnudo y vivía entre los sepulcros. Dios permitió que el
rey Saúl, después de haberse rebelado contra Él, fuera atormentado por un
espíritu maligno (1 Samuel 16:14-15: 18:10-11; 19:9-10) con el efecto aparente
de un estado de ánimo depresivo y un creciente deseo y disposición de matar a
David.
Por
consiguiente, hay una amplia variedad de posibles síntomas de una posesión
demoníaca, tales como un deterioro físico que no pueda ser atribuido a la
presencia de un problema psicológico - cambios de personalidad tales como una
fuerte depresión o una inusual agresividad, fuerza sobrenatural, una
indiferencia por el pudor o una interacción social “normal”, y quizá la
habilidad de compartir información de la que no hay manera natural de conocer.
Adicionalmente a estas características físicas o emocionales, uno también puede ver actitudes espirituales que muestran influencia demoníaca. Estas pueden incluir una resistencia a perdonar (2 Corintios 2:10-11) y la creencia y propagación de falsa doctrina, especialmente concerniente a Jesucristo y Su obra redentora (2 Corintios 11:3-4, 13-15; 1 Timoteo 4:1-5; 1 Juan 4:1-3). Continuará