El pastorado ya no es lo que era antes



El pastorado ya no es como antes
Cuando un cristiano graduado de un seminario es solicitado, para ocupar el cargo de Pastor, lo primero que generalmente  pregunta es: ¿Cuánto será mi sueldo? ¿Cuántos miembros hay, y cuántos ofrendan entra en la iglesia? y ¿Dónde está localizado el templo de reuniones? Con estas preguntas el candidato quiere saber el “potencial económico” de la iglesia, ya que de esa información depende su interés por el cargo, y su futuro económico. En realidad, los postulantes a pastores de hoy ya no tienen la misma vocación de servicio y sacrificio que los pastores de antaño, a pesar de que saben muy bien que el cargo les brindará algo que el dinero no siempre da, es decir, el prestigio y la especial consideración de la misma comunidad cristiana.
  Realmente el pastorado ya no es lo que era antes, pues tristemente se ha convertido en una profesión seglar más, en donde lo primero que le importa al Pastor es él mismo y su bolsillo, y luego sus feligreses, con sus problemas y necesidades particulares. Esto es muy común en las iglesias evangélicas, cualquiera que sean éstas: Bautistas, Metodistas, Pentecostales, Evangélicas Libres, Alianza Cristianas, etc.,
El pastorado de hoy en día se dedica a auspiciar Fundaciones para levantarse sus recursos económicos, despues, a crear sus propias iglesias;  otros se frotan las manos esperando su jubilación vitalicia o en "el mejor de los casos", provocan sus despidos intempestivos y todo esto con la sinverguenza venia de sus organizaciones nacionales. 
En el Nuevo Testamento los Pastores salían de las mismas congregaciones, y eran nombrados por los mismos miembros, los cuales elegían a quiénes, según sus condiciones morales y espirituales, eran los idóneos para el cargo. No se dice nada de que esos pastores recibirían un salario mensual, o que serían mantenidos por toda la iglesia a través de sus diezmos y ofrendas (¡si es que se daban diezmos!).
Todos son llamados, pocos los escogidos
 Todo parece indicar que los pastores del NT tenían sus propios oficios, y por tanto, sus propios ingresos, fruto de su profesión seglar misma. Eran padres de familia que tenían hijos en sujeción, y que vivían en sus hogares como cualquier familia normal lo hace, pero con la peculiaridad de que eran los paradigmas de la fe en la comunidad. Sin duda alguna estos pastores del primer siglo permanecían fieles en sus responsabilidades eclesiásticas, aun en la edad más avanzada. Es decir, el pastor no pensaba en jubilarse y luego recibir una pensión vitalicia como lo hacen los hombres y mujeres en la sociedad actual. La gran mayoría de trabajadores llegan a una edad límite y luego piensan en descansar, jubilándose con una pensión fija y segura que reciben de parte del Estado. En Los Estados Unidos, los Pastores de las iglesias que son mantenidos por sus feligreses se jubilan como cualquier hijo del vecino, para así descansar cómodamente en sus casas, recibiendo su cheque mensual de retiro como cualquier trabajador seglar. Realmente me pregunto si esto no es una distorsión radical del sentido del Pastorado original y bíblico. Sí, realmente me da vergüenza y cólera a la vez de que se haya convertido el pastorado en una profesión cualquiera, en una carrera seglar como la de ingeniero, abogado, arquitecto, o albañil. Me pregunto: ¿Qué dirá el Señor de todo esto?